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  • Foto del escritorAlicia Soria

'Rateando' el futuro de nuestra generación

Actualizado: 24 nov 2019

La obra de teatro "Rat Park" alude al problema generacional de manera innovadora y muestra que, dentro de todo este experimento que es el mundo, nosotros somos sus principales ratas de laboratorio

Principio de la obra "Rat Park". Fuente: Fernando Soler
Principio de la obra "Rat Park". Fuente: Fernando Soler

Somos "ratas" del laboratorio del mundo y, como consecuencia, de nuestros resultados dependerá el desarrollo de las futuras generaciones. Esto, sencillamente, es una de las reflexiones que aprendí el mes pasado cuando acudí a ver la obra de teatro "Rat Park", en la Sala Ultramar de Valencia.


"Rat park", dirigida por Fernando Soler y escrita por sus dos actrices: Lucía Poveda y Patricia Sánchez, nos presenta un ensayo farmacológico donde una investigadora le realiza una entrevista de trabajo a una chica llamada Sofía. Hasta aquí parece una muestra sencilla pero, en realidad, dista mucho de serla.

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La máscara dorada. Fuente: Fernando Soler

Esta función se mantiene en la trama como excusa para hablarnos y hacernos pensar acerca de diferentes cuestiones relacionadas con las generaciones, el éxito, la capacidad de elección, el amor, la contradicción, el agua e inclusive de unas zapatillas y el color rosa.


Es una tragicomedia generacional enfocada a un público joven, puesto que, como os comentaba, en ella se abordan distintas problemáticas de la sociedad actual como la realidad de los jóvenes frente al trabajo, las relaciones de poder desmedido o la riqueza de las relaciones entre distintas generaciones. Todo ello, mediante una simbología que hace al espectador reflexionar acerca de su significado y colocación en escena.


De esta manera, por ejemplo, algo que me gustó y sorprendió mucho fue que, para escenificar la diferencia de clases, las actrices emplearon dos máscaras de rata, una dorada y una plateada, para evidenciar el poder que ejerce una sobre la otra. Al ritmo de la canción "La gent normal", del grupo Manel, ambas con sus caretas puestas nos mostraron cómo la persona adinerada que "vol viure com viuen els altres i vol fer les coses que fa la gent normal" ("quiere vivir como viven los demás y quiere hacer las cosas que hace la gente normal") jamás podrá entender que es "no tenir ni un duro" o "buscar una feina formal" ("no tener ni un duro" o "buscar una faena formal").



La escenografía, por su lado, es sencilla pero con mensaje acorde a la trama. El espacio escénico no es más que un laberinto dibujado en el suelo que limita el espacio de las actrices y se posiciona como su "rat park", lo que da título a la obra y que hace referencia a una serie de estudios sobre adicción a las drogas realizados a fines de la década de 1970.


También, en el centro del escenario, los espectadores podemos observar un dispensador de agua que las mismas intérpretes se encargan de hacer funcionar al principio de la función y que, durante toda la representación, nos intenta hacer comprender la escasez de agua que habrá en un futuro si no salimos exitosos de nuestra propia vida experimental. Ese agua, además, contiene el medicamento que se encuentran probando en el ensayo farmacológico y que es un elemento clave en el transcurso de ese "parque de ratas" del que somos parte.


Luego, en cuanto a la música y efectos de sonido estos fueron muy bien escogidos (a mí la canción de Manel me gustó tanto que al llegar a casa me la puse en bucle), y el juego de luces se adecuaba a la posición de las actrices, cuya interpretación en mi opinión fue magnífica. Poveda y Sánchez no se limitan a hacer un personaje plano, sino que marcan matices, momentos serios de reflexión (como en el momento final de la obra que es uno de los mejores) y cómicos, e incluso llegan a interpretar a las propias ratas.


El laberinto de "Rat Park" con el dispensador de agua en medio. Fuente: Fernando Soler

Y ya no solo se trata de las reflexiones que intenta transmitir la obra, sino que en una hora consiguen hacerlo con toques de humor mediante un uso de un inglés "chapurrero" por parte de la participante o las respuestas ingenuas que esta le da a la investigadora. Un contraste entre ellas que no hace más que exponer la diferencia de posiciones dentro del poder y cómo la gente "de abajo" envidia las cosas de los influyentes, como esas zapatillas rosa fosforito que lleva la encuestadora y que Sofía ansia en probar.


A mí me hizo reír bastante la verdad, es lo absurdo de nuestra realidad: nos hace gracia nuestros problemas actuales. Al final, son tantas las gracias acumuladas dentro de la desgracia que llevamos una vida paradójica, conscientes del error pero sin nada por enmendarlo.

La investigadora de "Rat Park". Fuente: Fernando Soler

Creo que, dentro de las tantas reflexiones que nos aporta "Rat Park" si estamos atentos, la que más me llamó la atención fue la de que por "intentar algo, pensamos que merecemos ganar", cuando el fracaso se encuentra en miles de vueltas a la esquina. Pero somos una generación con miedo al fracaso, al dolor, al qué dirán y, por ende, no soportamos que alguien nos diga que aquello que hacemos con tanto esmero no se ajusta al encuadre de nuestro sistema experimental impuesto. En fin.


Por todo esto y siendo sincera, "Rat Park" es compleja de entender entera (seguro que hay más de un simbolismo que no he llegado a captar). Sin embargo, pienso que esta es una función que requiere de un trabajo de comprensión a posteriori que, si estamos dispuestos a aceptar, nos dejará con un gran sabor de boca como a mí que le pongo un total de 4/5 estrellas.


Así pues, yo os invito a que vayáis a ver la función si la vuelven a realizar (os avisaré). Aunque, bueno, si no resistís la espera os comento que el director de "Rat Park", Fernando Soler, tiene ahora mismo la obra "Sobrepassades" (una comedia musical reivindicadora de la voz de la mujer) en el teatro de La Rambleta y el 10 de enero estrenará con Caterva Teatre la función "L'home bó", acerca de la pilota valenciana, en el Espacio Inestable.


Esto y otras cuestiones referidas a "Rat Park", nos las ha contestado Soler en la siguiente entrevista donde, además, invita a todos y todas a "vivir las emociones de los actores que se vuelcan en una obra" pues "nunca se va a repetir dos veces la misma actuación".



 




















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